Tengo que confesarte algo: la lista que voy a compartir contigo hoy la escribí primero para mí. No para un artículo, ni para llenar una página en blanco.
Me sentía triste. Leía noticias, veía publicaciones y escuchaba conversaciones pesimistas… y todo eso me afectaba.
¿Te ha pasado algo similar?
Así que decidí hacer algo al respecto para esos momentos en los que quiero animarme, porque la tristeza empieza a interferir con mi optimismo, mi alegría de vivir, mi vida y mi trabajo. Un poco de tristeza está bien, pero después llega el momento de actuar para recuperar el equilibrio y la armonía.
Espero que esta lista también te ayude a recuperar la sonrisa y a volver a ser feliz.
1. Escucho música y bailo como si nadie me mirara. La mayoría de las veces es cierto, pero aunque alguien lo hiciera, no me importaría en lo absoluto.
2. Camino en la naturaleza. Para mí, nada se compara con un paseo por la playa para reencontrar mi centro. Quienes disfrutan de la jardinería o el senderismo saben lo sanador que es estar al aire libre y cómo reordena la mente hasta encontrar la calma en medio del caos.
3. Leo un poema en lugar de las noticias para empezar y terminar el día. Me ayuda a reflexionar sobre lo esencial y a conectar espiritualmente.
4. Escribo en mi diario: . observaciones, sentimientos, ideas, pensamientos o incluso relatos breves. Es mi manera de dejar fluir la creatividad, y siempre es bien recibida.
5. Llamo, sí, llamo por teléfono, no escribo mensajes ni correos, a alguien con quien hace tiempo que no hablo. Reímos, recordamos y compartimos historias. Siempre termino esas conversaciones agradecida de tener a esa persona en mi vida.
6. Me muevo. A veces camino, practico yoga, senderismo, ciclismo, natación, baile o tai chi. Mientras mi cuerpo esté en movimiento, me reconecto y agradezco la vitalidad que nunca debe darse por sentada.
7. Sophie. Mi perra. La abrazo, juego con ella, la mimo Quienes tienen una mascota saben de ese amor incondicional. Cuando paso demasiado tiempo frente al ordenador, Sophie me ladra para recordarme que es hora de salir.
8. Me escribo una carta. Puede sonar extraño, pero hacerlo despierta autocompasión y aprecio hacia mí misma. A veces lo único que necesitamos es regalarnos un poco de amor, y esas cartas son perfectas para ello.
9. Releo mis mantras y afirmaciones. Antes pensaba que eran una tontería, pero me di cuenta de lo contrario. Entonces descubrí ESO.
10. Cocino. Para mí es meditativo. El hecho de obtener un resultado tangible —una comida nutritiva, unas galletas de maracuyá, pan de plátano con pepitas de chocolate o una barra recién horneada— me recuerda que, si presto atención a mi cuidado personal, puedo sostenerme. Una vez más, gratitud.
Guardo esta lista en mi teléfono para no olvidar qué hacer en esos momentos de tristeza. Elijo una de estas prácticas y, después, el mundo siempre me parece un poco más brillante. Me siento más optimista, creativa y, sobre todo, agradecida por esta vida maravillosa.
¿Cuál de estas prácticas piensas probar? Me encantará saberlo. Escríbeme a alicia@aliciamrodriguez.com y cuéntamelo.